Calatañazor es el pueblo más medieval de esta medieval provincia. ¿Milagrosamente? No sabemos, pero el caso es que ha sido conservado. Puertas de cuarterón con antiguos herrajes, tejados coronados por chimeneas cónicas cubiertas a teja partida, pavimento de canto rodado… Desde el castillo de Calatañazor, al final de la calle principal, empedrada, con soportales, puede contemplarse el “Valle de la Sangre”. Es de suponer que el nombre se deba al color de las aguas del río cuando el sol, ya ocultándose, las refleja. Pero la imaginación popular sugiere otra cosa: la gran batalla que cristianos y moros libraron, al princpio del siglo XI, al mando de Almanzor; la sangre empaparía el valle, y ya, para siempre, quedaría ligado a la leyenda, como el adagio “en Calatañazor perdió Almanzor el atambor”.